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Saul Bass (1961) |
Saul Bass fue un
referente, sin lugar a dudas, en el desarrollo y posterior reconocimiento de
los títulos de crédito como pieza cinematográfica de singular valor creativo.
Todo un precursor en el arte de explotar todo el potencial de estos –hasta su
irrupción– simples rótulos en movimiento que aparecían al inicio y al final de
cada film. En mi opinión, tal vez influenciada por el diseño gráfico, las
secuencias de crédito presentan –además de su innegable atractivo–, un
importante reto en su creación, por la limitación de su duración y por su
sentido como fragmento introductor de una película. En este aspecto Saul Bass,
supo reconocer la importancia de estas piezas y explotar toda su vertiente
expresiva. No sólo fue pionero en adquirir notoriedad con ellos, sino que se
mantuvo prácticamente durante toda su carrera como un reclamado autor gracias a
sus colaboraciones con cineastas de la talla de Otto Preminger, Alfred
Hitchcock, Stanley Kubrick o Martin Scorsese.
Durante la
época dorada de Hollywood y el denominado studio system, los
títulos de crédito servían sencillamente como excusa para exhibir, con la mayor
pompa posible, el logotipo de cada estudio. En muchos casos estos letreros eran
proyectados encima de la cortina que cubría las pantallas de cine, de forma que la
audiencia apenas era consciente de su visionado y ocupaba este tiempo
para la ingesta de palomitas, antes del comienzo de la película. A mediados de
la década de los 50, motivados por la necesidad de competir con la emergente
televisión, esta tendencia empezó a desaparecer. Cada vez era mayor la
inclinación de productores y directores en dar mayor prestancia a sus títulos
de crédito para así atraer de nuevo al público a las salas de cine.
Antes de que
este cambio ocurriese, los creadores de los rótulos iniciales no eran
mencionados en los propios créditos que ellos concebían. Un importante número
de rotulistas, ilustradores y otros artistas gráficos, no resultaron
debidamente reconocidos. A pesar de que Saul Bass atrajo la atención sobre
estas piezas como magníficas obras en sí mismas, todo este conjunto de
profesionales había aportado con anterioridad, una maravillosa colección de
carteles iniciales y finales. Ya fuera por su tipografía o por el empleo de
elementos que sugerían el contexto de la película, muchos de estos créditos
previos a los elaborados por Bass, siguen resultando magníficos. De hecho, se
convirtieron en tan inconfundibles que se podía identificar el género de la
película –cine negro, terror o western– sólo por su tipografía y composición.
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Imagen de los títulos de crédito de ‘¿Ángel o diablo?‘, concebidos como señales de tráfico |
Otto
Preminger, con ejemplos como los créditos iniciales de ‘¿Ángel o diablo?‘
(‘Fallen Angel’, Otto Preminger, 1945), ya insinuó su marcado interés en el
valor artístico y representativo de estas composiciones. Este director de
origen austro-húngaro fue el primero en incorporar a Saul Bass, diseñador
gráfico nacido en Nueva York y su yerno en aquel entonces, al universo creativo
de los títulos de crédito. Su primera colaboración fue con motivo del encargo
del póster promocional de la película ‘Carmen Jones‘ (id, Otto
Preminger, 1954). Este proyecto llevó a Saul Bass a concentrarse en la
importancia simbólica de determinados elementos del film que eran
susceptibles de ser usados como conceptos representativos. Una repentina e
irrefrenable necesidad de dotar de movimiento a estos símbolos, llevó a Bass y
a Preminger a incluirlos en los títulos de crédito de la cinta. Este fue el
fabuloso inicio de una de las más reverenciadas contribuciones de un diseñador
gráfico al mundo del cine.
A partir de
ese momento y con su siguiente participación en –la entonces controvertida– ‘El
hombre del brazo de oro‘ (‘The Man with the Golden Arm’, Otto Preminger,
1955), su nombre empezó a ser admirado por la industria cinematográfica del
momento. La utilización de una imagen tan representativa como el brazo como
alegoría de la drogadicción, causó una enorme conmoción. Su inspiración para
este recurso gráfico se debe a la inmensa impresión que le produjo el cuadro
del ‘Guernica‘ de Picasso, en el que aparecen también unos
brazos en tensión. A mi parecer, un ejemplo de que la genialidad y la
originalidad nacen siempre de la pasión por el conocimiento y de la capacidad
para relacionar de manera sorprendente toda la cultura acumulada.
Saul Bass
concibió los títulos de crédito, como aquellos minutos que debían servir
como preparación del espectador ante lo que estaba a punto de
presenciar. En esta premisa es en la que reside la verdadera contribución
del diseñador. Esta noción básica, en apariencia, la de establecer el tono y la
esencia de la película, era algo que hasta el momento no se había formulado. De
este modo, los créditos dejaban de ser un elemento independiente, para formar
parte integral en la obra. El film, por tanto, debía empezar ya desde sus
títulos iniciales, desde sus primeros fotogramas.
Durante toda
su trayectoria, esta voluntad de transmitir de inmediato el carácter de la
película, le encaminó hacia un estilo visual minimalista, muy directo e,
incluso, inquietante. El uso de formas sesgadas y retorcidas se aprecia en sus
trabajos eminentemente gráficos. En ellos no sólo define el concepto del film
mediante una única forma sino que el brutal contraste del blanco y negro,
intensifican su efecto. A través de objetos recortados y animados, se
realizaron los créditos para películas como la ya mencionada ‘El hombre del
brazo de oro’ o ‘Anatomía de un
asesinato‘ (‘Anatomy of a murder’, Otto Preminger, 1958), dos de las
muestras más características de esta técnica.
En su
constante búsqueda de la mejor fórmula para sumar los títulos al proceso
explicativo de la película, Bass se encaminó hacia otro tipo de proyectos, en
los que el uso de la imagen real y no del grafismo, fue tomando presencia. En ‘Horizontes de
grandeza‘ (‘The Big Country’, William Wyler, 1958), los créditos
siguen de manera vibrante el viaje de una caravana que se adentra en el vasto
Oeste. Un prólogo sublime –junto con la espléndida música de Jerome
Moross– y completamente integrado en la narración del film. Otro ejemplo lo
encontramos en la película ‘Plan diabólico‘
(‘Seconds’, John Frankenheimer, 1966). En este caso sus títulos son más
expresivos que narrativos, pero inciden, como en el caso anterior, de manera
directa en la base de la historia. En ellos se nos presenta una turbadora
distorsión y fragmentación de la cara, preludio de los acontecimientos
posteriores de la cinta protagonizada por Rock Hudson.
Una parte
determinante de su paso por el cine fue su colaboración con otro genio, Alfred
Hitchcock. Los títulos de crédito de ‘Vértigo‘ (‘Vertigo’, Alfred
Hitchcock, 1958) también llevaron a las audiencias a reconocer una técnica nunca
vista hasta ese momento. La animación de las espirales que aparecen en los
famosos créditos iniciales fueron obra del animador y pionero en el uso de
imágenes generadas por ordenador, John Whitney. De una modernidad
asombrosa, estos créditos marcaron un antes y un después en la
concepción de estos rótulos iniciales. En el complejo encargo de ser capaz
de transmitir el trasfondo psicológico de una película de estas
características, Saul Bass nos transporta de lleno a las sensaciones del
protagonista. Conocedor del impacto que supone el hecho de descontextualizar
elementos muy reconocibles, nos enfrenta sin concesiones al primer plano de un
ojo femenino mientras la imagen se tiñe de rojo –un color simbólico en la
película–. Todas las obsesiones y miedos del personaje de James Stewart están
presentes metafóricamente en estos créditos. Una verdadera obra de arte en sí
misma y que, en mi opinión, incrementó el aura de reconocimiento que tiene
‘Vértigo’.
A
continuación llegaron los títulos de ‘Con la muerte en los talones‘
(‘North by Northwest’, Alfred Hitchcock, 1959) y ‘Psicosis‘
(‘Psycho’, Alfred Hitchcock, 1960), otras dos composiciones decisivas. Harold
Adler –antiguo diseñador de créditos y jamás acreditado– participó también en
el diseño de los créditos de ‘Con la muerte en los talones’. Para ‘Psicosis‘
además, Saul Bass fue más allá, contribuyó en la creación del storyboard y
en la definición del estilo visual del film –en especial en escenas hoy míticas
de este film–. No hay que olvidar la impresionante música del maestro Bernard
Herrmannque, com en las dos cintas anteriores, supo conjugar su talento con
el de Bass. En la que fue, quizás, su colaboración más estrecha, Hitchcock,
Herrmann y Bass consiguieron uno de los mayores éxitos de simbiosis entre
puesta en escena, banda sonora y composición visual. Precisamente la completa
conexión de sus creaciones con la música que las acompañaba, es otro de los
muchos valores que aportaron sus títulos de crédito.
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‘Con la muerte en los talones‘ (‘North by Northwest’, Alfred Hitchcock, 1959) |
Las décadas
de los 70 y los 80, marcaron una época de crisis para las secuencias de
créditos. Se buscaba impresionar al espectador con tramas más atrevidas y
se dejó de lado el diseño de estas piezas iniciales o finales. Este período comportó,
en consecuencia, el cese de la demanda de sus servicios para el desarrollo de
estas composiciones. Su actividad se centró de nuevo en el diseño gráfico y
también en la dirección, para la que también demostró su talento
individualmente o en colaboración con su mujer –también diseñadora– Elaine
Makatura, que ya había trabajado a su lado desde principios de los años 60,
sin ser acreditada.
El tramo
final de su carrera se distingue por un nuevo emparejamiento con otro director
de categoría,Martin Scorsese. Además de sus virtudes como cineasta, para
mí destacan las de cinéfilo empedernido. Fue este sentimiento el que le llevó a
contactar con Bass, para realizar las que fueron sus últimas contribuciones.
Entre ellas sobresalen las elaboradas para ‘El cabo del
miedo‘ (‘Cape Fear’, Martin Scorsese, 1991) y ‘La edad de la
inocencia‘ (‘The Age of Innocence’, Martin Scorsese, 1993). Todas
ellas fueron firmadas por Elaine y Saul Bass.
Dejando a un
lado la técnica empleada, la metáfora y el concepto son fundamentales
en su obra. Son el eje central de todas sus creaciones y fuente de
influencia e inspiración para muchos creadores. Llegar a la esencia de
cualquier obra es una labor homérica, pero de algún modo el ojo de Saul Bass
fue como aquél que nos presentó en ‘Vértigo’, de una precisión que perturba.
Directo, vibrante, inquietante, eterno. Porque como también ocurre en la vida
en multitud de situaciones, los primeros minutos son de vital importancia, algo
que este creador comprendió perfectamente. Y es que, como se suele decir, las
primeras impresiones son las que cuentan.
Información
adicional | The Movie Stills
Collection y Art of the Title
Fuente: Blog de Cine
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